ARCHIVO 2020 :
A través de estas siete semanas (del 23 de marzo al 10 de mayo del 2020), viajamos, gracias a voces múltiples y generosas, por territorios diversos, traspasamos las fronteras, cuestionamos nuestro tiempo y empezamos a soñar nuevos. Poco a poco en ese ir y venir en el tiempo, fuimos tejiendo hilos entre diferentes disciplinas, autores y reflexiones a través de las lecturas propuestas por los diferentes curadores invitados.
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Semana 1
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Semana 2
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Semana 3
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Semana 4
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Semana 5
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Semana 6
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Semana 7
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Primera semana de El Ornitorrinco
Curador general: Nicolás Rincón Gille
El ornitorrinco es un animal casi imaginario. Con su pico de pato, sus pequeñas garras, su cabeza de foca, su pelaje sedoso, parece un animal hecho con partes de los demás. No solo su apariencia es particular, también se reproduce de manera inusual: es un mamífero que pone huevos. Difícil de clasificar, representa un orden natural que nos escapa y cuestiona. Está en vías de extinción. Ese hermoso animal es una metáfora diversa de lo que podemos ser en estos tiempos de crisis en El Ornitorrinco.
Desde la figura poética del Nadie propuesta por Yoraldy Ruiz, o esa pareja de ancianos encerrados en la soledad que solo acompaña el ladrido de un perro, propuesta por Pedro Adrián Zuluaga, o la mirada inocua de esos embajadores posando con elegancia entre riquezas que nunca van a dejarles escapar de la muerte mostradas por Miler Lagos, o la poderosa música Afrocolombiana que logra regalarlos alegría desde la resistencia a un orden adverso puesta a sonar por Lucas Silva, o esa combinación de azar y estrategia para construir tiempos lúdicos propuesta de Cesar Peña, o las reflexiones pertinentes que invitan a construir otro mundo desde el texto propuesto por Andrés Rojas, hemos pasado una semana diversa descubriendo artistas que nos ayudan a replantear nuestra necesidad primera: visibilizar y construir lazos sociales que nos hacen comunidad.
No somos partes aisladas. Somos esa particularidad que hace del animal social un ser específico y hermoso. Y merecemos mejor suerte que un sistema económico incapaz de pensar en otra cosa que en su rentabilidad. Estamos vivos y queremos seguirlo estando. Todos y todas. Gracias a todas las personas que participaron en esta primera semana de intercambio.
Nadia Solano y Nicolás Rincón Gille
Curador general: Nicolás Rincón Gille
El ornitorrinco es un animal casi imaginario. Con su pico de pato, sus pequeñas garras, su cabeza de foca, su pelaje sedoso, parece un animal hecho con partes de los demás. No solo su apariencia es particular, también se reproduce de manera inusual: es un mamífero que pone huevos. Difícil de clasificar, representa un orden natural que nos escapa y cuestiona. Está en vías de extinción. Ese hermoso animal es una metáfora diversa de lo que podemos ser en estos tiempos de crisis en El Ornitorrinco.
Desde la figura poética del Nadie propuesta por Yoraldy Ruiz, o esa pareja de ancianos encerrados en la soledad que solo acompaña el ladrido de un perro, propuesta por Pedro Adrián Zuluaga, o la mirada inocua de esos embajadores posando con elegancia entre riquezas que nunca van a dejarles escapar de la muerte mostradas por Miler Lagos, o la poderosa música Afrocolombiana que logra regalarlos alegría desde la resistencia a un orden adverso puesta a sonar por Lucas Silva, o esa combinación de azar y estrategia para construir tiempos lúdicos propuesta de Cesar Peña, o las reflexiones pertinentes que invitan a construir otro mundo desde el texto propuesto por Andrés Rojas, hemos pasado una semana diversa descubriendo artistas que nos ayudan a replantear nuestra necesidad primera: visibilizar y construir lazos sociales que nos hacen comunidad.
No somos partes aisladas. Somos esa particularidad que hace del animal social un ser específico y hermoso. Y merecemos mejor suerte que un sistema económico incapaz de pensar en otra cosa que en su rentabilidad. Estamos vivos y queremos seguirlo estando. Todos y todas. Gracias a todas las personas que participaron en esta primera semana de intercambio.
Nadia Solano y Nicolás Rincón Gille
Curadores:
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Segunda semana de El Ornitorrinco
Curador general: Pedro Adrián Zuluaga
¿Qué forma tendrá el futuro?, es la pregunta que nos acecha en estos días. Por toda respuesta tenemos un balbuceo, un intento de decir que no termina, aún, en relato. Nos replegamos en lo conocido para intuir lo desconocido. Cuando el pensamiento racional no logra aprehender el mundo recordamos que el arte sí ha podido imaginar futuros. Porque el arte también es pensamiento pero uno que es hospitalario con la imaginación y el deseo, vectores del porvenir.
Las siete voces invitadas esta semana a compartir sus recomendaciones en distintas disciplinas artísticas y del pensamiento, han dibujado una estrella de siete puntas: cada arista diferenciada y un centro común. ¿Qué hay en ese centro sino una fe intacta en la humanidad? No hemos producido solo destrucción sino también belleza. El lunes Miguel Ángel Fajardo nos trajo la fulgurante poesía de una hermana de la muerte: la poeta brasileña Hilda Hist. Nos habló de sus intentos de contactar a los muertos para escuchar su voz y, a la vez, de su anhelo de un mundo “espléndidamente mudo”. La poesía acoge la contradicción. El martes Sebastián Valencia Muñoz nos presentó a la Nueva Ola taiwanesa, uno de los movimientos cinematográficas más estimulantes del presente del cine, con una película, A Borrowed Life, no tan conocida como otras del cine reciente de ese país –como las de Edward Yang, Tsai Ming-liang o Hou Hsia-hsien– pero ejemplar en su forma de trabajar la densidad de la memoria y la historia, el efecto de esta en las vidas individuales, y la invención de un lenguaje de la elipsis, el plano abierto y de larga duración como modos que este cine ha encontrado para filmar a la muerte trabajando.
El miércoles Nathalia Guerrero expandió nuestros ánimos con el afrofuturismo del proyecto ugandés Nihiloxica. Un universo sonoro ficcional donde confluyen pasado y porvenir, mito y tecnología, cuerpo y misticismo. Con Nathalia imaginamos formas próximas de comunidad. En una línea parecida estuvo la propuesta de Mario Henao: el cuento del historietista y escritor argentino Copi, “Las viejas travestís”, nos llevó por la posibilidad de otra historia y otros cuerpos en los que el deseo no sea una derrota que repita la distribución de ganadores y vencedores de la historia oficial sino la radiante justicia de la imaginación moral. El viernes Gabriel Rudas examinó la reacción de algunos pensadores contemporáneos frente a la pandemia y las limitaciones de su discurso, pero al mismo tiempo reivindicó su balbuceo, y el nuestro. A través de los textos de Byung-Chul Han y Santiago Villa ensayó respuestas a cómo se sacuden aquí y ahora las nociones de Estado, capitalismo, civilizaciones, orientalismo, entre otras.
En los dos últimas días, sin premeditarlo, los curadores Katia González (artes plásticas) y Andrés Ardila (danza) rinden sendos homenajes a artistas recientemente fallecidos: el pintor y grabadista Augusto Rendón, y el coreógrafo Tino Fernández. Más que un gesto funerario hay en estos homenajes una reivindicación de la continuidad de la vida, de lo que significa un legado y de cómo nosotros, los sobrevivientes, somos responsables de que el relato que cada uno de ellos fundó con su trabajo, no se calcifique en un archivo muerto o inaccesible, sino que nos permita encarar las próximas derivas de la creación.
Entrego a Gabriel Rudas la curaduría general de la próxima semana y expreso mi gratitud a Nadia Solano y Nicolás Rincón Gille por trabajar con tanta alegría en esta nueva plataforma virtual de curaduría.
Pedro Adrián Zuluaga
Curador general: Pedro Adrián Zuluaga
¿Qué forma tendrá el futuro?, es la pregunta que nos acecha en estos días. Por toda respuesta tenemos un balbuceo, un intento de decir que no termina, aún, en relato. Nos replegamos en lo conocido para intuir lo desconocido. Cuando el pensamiento racional no logra aprehender el mundo recordamos que el arte sí ha podido imaginar futuros. Porque el arte también es pensamiento pero uno que es hospitalario con la imaginación y el deseo, vectores del porvenir.
Las siete voces invitadas esta semana a compartir sus recomendaciones en distintas disciplinas artísticas y del pensamiento, han dibujado una estrella de siete puntas: cada arista diferenciada y un centro común. ¿Qué hay en ese centro sino una fe intacta en la humanidad? No hemos producido solo destrucción sino también belleza. El lunes Miguel Ángel Fajardo nos trajo la fulgurante poesía de una hermana de la muerte: la poeta brasileña Hilda Hist. Nos habló de sus intentos de contactar a los muertos para escuchar su voz y, a la vez, de su anhelo de un mundo “espléndidamente mudo”. La poesía acoge la contradicción. El martes Sebastián Valencia Muñoz nos presentó a la Nueva Ola taiwanesa, uno de los movimientos cinematográficas más estimulantes del presente del cine, con una película, A Borrowed Life, no tan conocida como otras del cine reciente de ese país –como las de Edward Yang, Tsai Ming-liang o Hou Hsia-hsien– pero ejemplar en su forma de trabajar la densidad de la memoria y la historia, el efecto de esta en las vidas individuales, y la invención de un lenguaje de la elipsis, el plano abierto y de larga duración como modos que este cine ha encontrado para filmar a la muerte trabajando.
El miércoles Nathalia Guerrero expandió nuestros ánimos con el afrofuturismo del proyecto ugandés Nihiloxica. Un universo sonoro ficcional donde confluyen pasado y porvenir, mito y tecnología, cuerpo y misticismo. Con Nathalia imaginamos formas próximas de comunidad. En una línea parecida estuvo la propuesta de Mario Henao: el cuento del historietista y escritor argentino Copi, “Las viejas travestís”, nos llevó por la posibilidad de otra historia y otros cuerpos en los que el deseo no sea una derrota que repita la distribución de ganadores y vencedores de la historia oficial sino la radiante justicia de la imaginación moral. El viernes Gabriel Rudas examinó la reacción de algunos pensadores contemporáneos frente a la pandemia y las limitaciones de su discurso, pero al mismo tiempo reivindicó su balbuceo, y el nuestro. A través de los textos de Byung-Chul Han y Santiago Villa ensayó respuestas a cómo se sacuden aquí y ahora las nociones de Estado, capitalismo, civilizaciones, orientalismo, entre otras.
En los dos últimas días, sin premeditarlo, los curadores Katia González (artes plásticas) y Andrés Ardila (danza) rinden sendos homenajes a artistas recientemente fallecidos: el pintor y grabadista Augusto Rendón, y el coreógrafo Tino Fernández. Más que un gesto funerario hay en estos homenajes una reivindicación de la continuidad de la vida, de lo que significa un legado y de cómo nosotros, los sobrevivientes, somos responsables de que el relato que cada uno de ellos fundó con su trabajo, no se calcifique en un archivo muerto o inaccesible, sino que nos permita encarar las próximas derivas de la creación.
Entrego a Gabriel Rudas la curaduría general de la próxima semana y expreso mi gratitud a Nadia Solano y Nicolás Rincón Gille por trabajar con tanta alegría en esta nueva plataforma virtual de curaduría.
Pedro Adrián Zuluaga
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Segunda semana de El Ornitorrinco
Curador general: Gabriel Rudas
El 28 de marzo, El Ornitorrinco nació, los días pasan, después de la angustia de la adaptación, la incertidumbre perdura y las emociones varían en el transcurso de los días. Cuatro semanas de un confinamiento obligado, para otros y otras ha empezado mucho antes, durara mucho más. Pero todos y todas estamos en una pausa obligada. Qué hacer con ella depende de cada uno de nosotros.
¿Cómo pensar nuestro presente? ¿Cómo imaginar nuestro futuro? ¿Porqué crear ? ¿Qué imaginar? ¿Qué concretizar? El sentido de nuestro quehacer se manifiesta en diferentes ámbitos de nuestra vida, se cuela profundamente, para unos paulatinamente para otros como un electroshock. Variadas son las formas de esto que está en todas partes pero invisible.
Queremos escapar hacia un mejor mundo y no sabemos si lo vamos a lograr. Los bordes de la ciencia, la economía y la gestión política son áridos. Pero son bordes que hoy podemos ver. La vida, la nuestra, la de todos, es mucho más vasta. Justo ahora el arte debe servirnos para sentir y reflexionar. Abrir nuevas ventanas a nuestro imaginario para poder respirar mejor. El futuro es una ambición colectiva…
Nadia Solano y Nicolás Rincón Gille
Curador general: Gabriel Rudas
El 28 de marzo, El Ornitorrinco nació, los días pasan, después de la angustia de la adaptación, la incertidumbre perdura y las emociones varían en el transcurso de los días. Cuatro semanas de un confinamiento obligado, para otros y otras ha empezado mucho antes, durara mucho más. Pero todos y todas estamos en una pausa obligada. Qué hacer con ella depende de cada uno de nosotros.
¿Cómo pensar nuestro presente? ¿Cómo imaginar nuestro futuro? ¿Porqué crear ? ¿Qué imaginar? ¿Qué concretizar? El sentido de nuestro quehacer se manifiesta en diferentes ámbitos de nuestra vida, se cuela profundamente, para unos paulatinamente para otros como un electroshock. Variadas son las formas de esto que está en todas partes pero invisible.
Queremos escapar hacia un mejor mundo y no sabemos si lo vamos a lograr. Los bordes de la ciencia, la economía y la gestión política son áridos. Pero son bordes que hoy podemos ver. La vida, la nuestra, la de todos, es mucho más vasta. Justo ahora el arte debe servirnos para sentir y reflexionar. Abrir nuevas ventanas a nuestro imaginario para poder respirar mejor. El futuro es una ambición colectiva…
Nadia Solano y Nicolás Rincón Gille
Curadores:
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Cuarta semana en El Ornitorrinco
Curadores generales: Nadia Solano y Nicolás Rincón Gille
El término contexto (del latín: contextus; conocido también como contexto material y contexto abstracto o simbólico), es el conjunto de circunstancias (materiales o abstractas) que se producen alrededor de un hecho, o evento dado, que están fiablemente comprobadas (W. Wikipedia la enciclopedia libre).
Retomando el encuentro con las definiciones y las palabras que nos propuso entre otras maravillas Nicolás Buenaventura en el Jueves de prosa de esta cuarta semana, un hilo se teje entre aquellas cosas tangibles e intangibles, materiales y abstractas que este «contexto» nos invita u obliga a vislumbrar, a vivir, a sentir, a pensar o imaginar, a escuchar y a saborear.
La creación cobra un nuevo significado, cuestionamos las formas que puede tomar, el objetivo de la misma. Jugamos con el tiempo, buscamos llenarlo, vaciarlo, subsanar los espacios físicos que solíamos visitar, centros culturales, cines o museos. Lugares de encuentros convenidos o azarosos que nos llevaban siempre hacia alguien más. Esa mirada diferente a la que nos invitó Juana Suarez y la conciencia de nuestra fragilidad y la necesidad de políticas de cuidado desde las que un nuevo movimiento social 99% inclusivo que se perfila, presentado por Elizabeth Giraldo, nos permiten ser optimistas en cuanto al futuro.
Invitamos al otro a ser parte de aquello que creamos desde la distancia. Iván Buenader nos invitó a indagar desde la poesía sobre esta experiencia global partiendo de un mini-compendio de emanaciones y filtraciones poéticas, Zulma Ramírez nos propuso un recorrido musical de tres mujeres cantautoras y activista latinoamericanas y Toto nos hizo vislumbrar y añorar ese arte cotidiano y esencial que es la cocina popular. Paulina Ruiz y Ximena Rocha nos llevaron por el lenguaje hibrido de la videodanza.
Pensamos en el otro que nos hace y para el que estamos hecho. Lo sentimos y añoramos y nos prometimos mejores posibilidades para encontrarnos, mas conscientes de nuestro entramado cariñoso.
Nadia Solano y Nicolás Rincón Gille
Curadores generales: Nadia Solano y Nicolás Rincón Gille
El término contexto (del latín: contextus; conocido también como contexto material y contexto abstracto o simbólico), es el conjunto de circunstancias (materiales o abstractas) que se producen alrededor de un hecho, o evento dado, que están fiablemente comprobadas (W. Wikipedia la enciclopedia libre).
Retomando el encuentro con las definiciones y las palabras que nos propuso entre otras maravillas Nicolás Buenaventura en el Jueves de prosa de esta cuarta semana, un hilo se teje entre aquellas cosas tangibles e intangibles, materiales y abstractas que este «contexto» nos invita u obliga a vislumbrar, a vivir, a sentir, a pensar o imaginar, a escuchar y a saborear.
La creación cobra un nuevo significado, cuestionamos las formas que puede tomar, el objetivo de la misma. Jugamos con el tiempo, buscamos llenarlo, vaciarlo, subsanar los espacios físicos que solíamos visitar, centros culturales, cines o museos. Lugares de encuentros convenidos o azarosos que nos llevaban siempre hacia alguien más. Esa mirada diferente a la que nos invitó Juana Suarez y la conciencia de nuestra fragilidad y la necesidad de políticas de cuidado desde las que un nuevo movimiento social 99% inclusivo que se perfila, presentado por Elizabeth Giraldo, nos permiten ser optimistas en cuanto al futuro.
Invitamos al otro a ser parte de aquello que creamos desde la distancia. Iván Buenader nos invitó a indagar desde la poesía sobre esta experiencia global partiendo de un mini-compendio de emanaciones y filtraciones poéticas, Zulma Ramírez nos propuso un recorrido musical de tres mujeres cantautoras y activista latinoamericanas y Toto nos hizo vislumbrar y añorar ese arte cotidiano y esencial que es la cocina popular. Paulina Ruiz y Ximena Rocha nos llevaron por el lenguaje hibrido de la videodanza.
Pensamos en el otro que nos hace y para el que estamos hecho. Lo sentimos y añoramos y nos prometimos mejores posibilidades para encontrarnos, mas conscientes de nuestro entramado cariñoso.
Nadia Solano y Nicolás Rincón Gille
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Quinta semana en El Ornitorrinco
Curador general: Iván Buenader
Escoger a profesionales de la cultura y convocarlos según sus talentos para que hablen de poesía, de cine, de artes plásticas, etc., en el contexto de un proyecto como El Ornitorrinco, ha sido una tarea muy valiosa para mí y que me ha aportado un crecimiento. Tengo experiencia en convocar a proyectos multidisciplinarios, algunos maratónicos, pero la realidad de este proyecto es diferente: no sólo se trata de una convocatoria en momentos en que la gente se encuentra asustada, afectada, dispersa, llena de incertidumbre, sino que es una convocatoria que se hace no con demasiada antelación y sobre un tema específico que, en mi contexto, fue hablar del confinamiento y la percepción de los invitados desde las distintas disciplinas, no manifestándolas simplemente sino compartiéndolas por medio de una propuesta que abordara el tema. Asimismo, la persona que expone no sólo debe contar con el criterio o el talento para tratar el tema al que se le convoca (música, cine, danza, etc.) sino que debe hacerlo de manera atractiva, dando espacio al debate y la reflexión en un tiempo predeterminado, sin poder ver el rostro de sus escuchas, que son un poco sus espectadores y otro poco sus compañeros de diálogo. A este segundo desafío se agrega un tercero: que las personas que presencian la exposición se encuentran en sus propios entornos domésticos, con distintos niveles de concentración y atención.
A pesar de todas estas limitaciones, que parecen muchas, Nadia Solano y Nicolás Rincón Gille, sostuvieron, a lo largo de toda la semana, el ánimo, el entusiasmo, la calidez en el trato, el acompañamiento de los contenidos, el respeto por el trabajo de todos, proveyendo una plataforma que gradualmente hemos ido conociendo y de la que cada vez podremos sacar más provecho, como fuente de conocimiento, como recurso cultural, como termómetro de la sociedad, y como muestra tangible de generosidad y trabajo dedicado.
Quiero agradecer a todos los que aceptaron mi invitación, por su enriquecedora contribución y entusiasmo: a Xóchitl Aguirre por su fina selección poética, a Danae Reynaud por su preparación y frescura, y a Ariel Gutiérrez Flores que la acompañó con dinamismo, a Alejandro Carrillo por su multi-talento creador, a Catalina Berarducci por su homenaje a una gran narradora que desconocíamos, a Miguel Bañuls por su esmerada propuesta de debate, y a Máximo González, Vero McClain, y Enrique Cavestany que lo acompañaron y con claridad y humor contribuyeron desde sus perspectivas, a Oscar Calvo por permitirnos mirar este presente con una perspectiva histórica de largo alcance y a Pablo Cuello por acercarnos a su arte desde bambalinas.
Salud para todos y buen porvernir.
Iván Buenader, 26 de abril 2020
Curador general: Iván Buenader
Escoger a profesionales de la cultura y convocarlos según sus talentos para que hablen de poesía, de cine, de artes plásticas, etc., en el contexto de un proyecto como El Ornitorrinco, ha sido una tarea muy valiosa para mí y que me ha aportado un crecimiento. Tengo experiencia en convocar a proyectos multidisciplinarios, algunos maratónicos, pero la realidad de este proyecto es diferente: no sólo se trata de una convocatoria en momentos en que la gente se encuentra asustada, afectada, dispersa, llena de incertidumbre, sino que es una convocatoria que se hace no con demasiada antelación y sobre un tema específico que, en mi contexto, fue hablar del confinamiento y la percepción de los invitados desde las distintas disciplinas, no manifestándolas simplemente sino compartiéndolas por medio de una propuesta que abordara el tema. Asimismo, la persona que expone no sólo debe contar con el criterio o el talento para tratar el tema al que se le convoca (música, cine, danza, etc.) sino que debe hacerlo de manera atractiva, dando espacio al debate y la reflexión en un tiempo predeterminado, sin poder ver el rostro de sus escuchas, que son un poco sus espectadores y otro poco sus compañeros de diálogo. A este segundo desafío se agrega un tercero: que las personas que presencian la exposición se encuentran en sus propios entornos domésticos, con distintos niveles de concentración y atención.
A pesar de todas estas limitaciones, que parecen muchas, Nadia Solano y Nicolás Rincón Gille, sostuvieron, a lo largo de toda la semana, el ánimo, el entusiasmo, la calidez en el trato, el acompañamiento de los contenidos, el respeto por el trabajo de todos, proveyendo una plataforma que gradualmente hemos ido conociendo y de la que cada vez podremos sacar más provecho, como fuente de conocimiento, como recurso cultural, como termómetro de la sociedad, y como muestra tangible de generosidad y trabajo dedicado.
Quiero agradecer a todos los que aceptaron mi invitación, por su enriquecedora contribución y entusiasmo: a Xóchitl Aguirre por su fina selección poética, a Danae Reynaud por su preparación y frescura, y a Ariel Gutiérrez Flores que la acompañó con dinamismo, a Alejandro Carrillo por su multi-talento creador, a Catalina Berarducci por su homenaje a una gran narradora que desconocíamos, a Miguel Bañuls por su esmerada propuesta de debate, y a Máximo González, Vero McClain, y Enrique Cavestany que lo acompañaron y con claridad y humor contribuyeron desde sus perspectivas, a Oscar Calvo por permitirnos mirar este presente con una perspectiva histórica de largo alcance y a Pablo Cuello por acercarnos a su arte desde bambalinas.
Salud para todos y buen porvernir.
Iván Buenader, 26 de abril 2020
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Sexta semana en El Ornitorrinco
Utopías y realidades
En varios países del mundo se empiezan a escuchar anuncios del fin de un confinamiento, del aplanamiento de la famosa curva. Algunos claman el retorno al “mundo de antes”, claman con ímpetu el regreso vertiginoso a la productividad, el crecimiento, el esfuerzo común por el bien que sabemos de unos pocos.
Son muchas las grietas que esta crisis ha acentuado. Las inconsistencias en diferentes aspectos de los sistemas han resurgido con mayor énfasis.
Esta pausa para los optimistas o recursivos es la ocasión de imaginar y materializar ideas hacia otras realidades posibles en nuestro mundo. Algunas parecerán utopías maravillosas, inalcanzables a corto plazo, otras realizables con ayuda de otros y otras que se unan al clamor.
La perfección no existe pero proponer e imaginar salidas y construcciones futuras es un ejercicio común que fortalece nuestras bases sociales y humanas….
Queremos creer que utopías y realidades se pueden abrazar, aún manteniendo una distancia de seguridad.
Esta semana hemos asumido el rol de curadores generales de manera conjunta para proponer una pregunta necesaria: no tanto ese ¿Qué nos puede suceder? Sino ¿Qué podemos hacer ahora?
Bienvenidos entonces a esta sexta semana de El Ornitorrinco, un animalito que ha crecido en confinamiento exigiendo que nos adaptemos a él.
Nadia Solano y Nicolás Rincón Gille
En varios países del mundo se empiezan a escuchar anuncios del fin de un confinamiento, del aplanamiento de la famosa curva. Algunos claman el retorno al “mundo de antes”, claman con ímpetu el regreso vertiginoso a la productividad, el crecimiento, el esfuerzo común por el bien que sabemos de unos pocos.
Son muchas las grietas que esta crisis ha acentuado. Las inconsistencias en diferentes aspectos de los sistemas han resurgido con mayor énfasis.
Esta pausa para los optimistas o recursivos es la ocasión de imaginar y materializar ideas hacia otras realidades posibles en nuestro mundo. Algunas parecerán utopías maravillosas, inalcanzables a corto plazo, otras realizables con ayuda de otros y otras que se unan al clamor.
La perfección no existe pero proponer e imaginar salidas y construcciones futuras es un ejercicio común que fortalece nuestras bases sociales y humanas….
Queremos creer que utopías y realidades se pueden abrazar, aún manteniendo una distancia de seguridad.
Esta semana hemos asumido el rol de curadores generales de manera conjunta para proponer una pregunta necesaria: no tanto ese ¿Qué nos puede suceder? Sino ¿Qué podemos hacer ahora?
Bienvenidos entonces a esta sexta semana de El Ornitorrinco, un animalito que ha crecido en confinamiento exigiendo que nos adaptemos a él.
Nadia Solano y Nicolás Rincón Gille
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Séptima semana en El Ornitorrinco
Había, al principio de esta situación inédita y mundial, un afán por rentabilizar nuestro tiempo.
Miles de películas volando gratis, cientos de libros en pdf, compendios musicales organizados en función de categorías múltiples, selecciones noticiosas que ponían de relieve una conexión con el pasado perdiéndonos en el tiempo, videos de expertos cada vez más expertos… En fin, de qué ocuparse para repeler malestares y angustias. Cada uno por su lado.
Así, a pesar de todas nuestras buenas intenciones, se formó un torbellino que giraba sin fin para evitar el silencio, la inseguridad y el dolor. Pero, a medida que un día se parecía al otro, que las semanas iban pasando a una velocidad inusitada, comenzamos a sentir y entender que habíamos recibido una herida grave... y colectiva.
El otro se hizo un nosotros.
Y el arte ya no podía ser solo una ventana distante de uso privativo.
Ahora, más que nunca, lo necesitamos vivo, creativo, móvil, inesperado y tan arriesgado y personal que pueda abrirnos caminos para respirar; a todos.
Pero algo que ha golpeado esta situación es la idea del “público”. Se le cree encerrado en nichos, definible, permeable a voluntad, pasivo y consumista. Se le bombardea de “contenidos”, en función de logaritmos construidos por la información que él mismo da sin cobrar… La pandemia parece la mejor situación para segmentar al público en sus más pequeñas partículas (ni siquiera sobrevive la noción de familia, tan importante para la televisión) y hacerlo devorador. No hay más tiempo para la digestión…
¿Bienvenidos a la fatalidad?
Creemos que esa noción de “público” tendría que ser repensada y no solamente desde una lógica comercial. Prueba de ello es que mientras las plataformas virtuales se enriquecen los artistas van en contravía y hacen públicas parte de su obras.
Quisiéramos invitarlos a una reflexión colectiva esta semana.
No para dar certezas o replicar dogmas. Quisiéramos hilvanar posibilidades diversas de relacionarse con el público.
Ningún artista crea como si fuese una exigencia del público. Ningún espectador espera solamente que le den más de lo mismo...
Nadia Solano y Nicolás Rincón Gille
Miles de películas volando gratis, cientos de libros en pdf, compendios musicales organizados en función de categorías múltiples, selecciones noticiosas que ponían de relieve una conexión con el pasado perdiéndonos en el tiempo, videos de expertos cada vez más expertos… En fin, de qué ocuparse para repeler malestares y angustias. Cada uno por su lado.
Así, a pesar de todas nuestras buenas intenciones, se formó un torbellino que giraba sin fin para evitar el silencio, la inseguridad y el dolor. Pero, a medida que un día se parecía al otro, que las semanas iban pasando a una velocidad inusitada, comenzamos a sentir y entender que habíamos recibido una herida grave... y colectiva.
El otro se hizo un nosotros.
Y el arte ya no podía ser solo una ventana distante de uso privativo.
Ahora, más que nunca, lo necesitamos vivo, creativo, móvil, inesperado y tan arriesgado y personal que pueda abrirnos caminos para respirar; a todos.
Pero algo que ha golpeado esta situación es la idea del “público”. Se le cree encerrado en nichos, definible, permeable a voluntad, pasivo y consumista. Se le bombardea de “contenidos”, en función de logaritmos construidos por la información que él mismo da sin cobrar… La pandemia parece la mejor situación para segmentar al público en sus más pequeñas partículas (ni siquiera sobrevive la noción de familia, tan importante para la televisión) y hacerlo devorador. No hay más tiempo para la digestión…
¿Bienvenidos a la fatalidad?
Creemos que esa noción de “público” tendría que ser repensada y no solamente desde una lógica comercial. Prueba de ello es que mientras las plataformas virtuales se enriquecen los artistas van en contravía y hacen públicas parte de su obras.
Quisiéramos invitarlos a una reflexión colectiva esta semana.
No para dar certezas o replicar dogmas. Quisiéramos hilvanar posibilidades diversas de relacionarse con el público.
Ningún artista crea como si fuese una exigencia del público. Ningún espectador espera solamente que le den más de lo mismo...
Nadia Solano y Nicolás Rincón Gille
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