EL POEMA El poema se deshace. Lo sé bien. Y poco a poco muere. Si el genio del poeta consiguiera la palabra con sabor a eternidad. Decir de la amiga que se fue y abría los ojos nocturnos sin ganas. Decir del amante algo además de la espera. Decir de la madre, oh amadísima, todo lo que la boca no dice y que se pierde. Tan solos están los hombres y la palabra. ¿Por qué no habrá otro mundo sin ruido ni boca, mudo, espléndidamente mudo? “Balada del festival”, 1951, Hilda Hilst COMENTARIO SOBRE EL POEMA
En poco más de cincuenta años la escritora brasileña Hilda Hilst (1930-2004) publicó más de veinte volúmenes de poesía, una docena de libros de ficción y ocho obras de teatro. Construyó una obra provocadora y transgresora en la que exploró la muerte, el erotismo, el misticismo y la locura. Hilst escribió sobre su poesía: “Mis poemas nacen porque exigen nacer. Nacen del inconformismo. Del deseo de ultrapasar la Nada. Las emociones sentimentales raramente inspiran mi poesía que casi siempre surge de un problema mayor - el problema de la muerte, no en el sentido metafísico de todo cuanto pueda ocurrir después de acontecida. Lo que hace nacer a mi poesía es la no aceptación de que un día la vida se diluirá y, con ella, el amor, las emociones del sueño y todas esas fuerzas potenciales que viven dentro de nosotros.” Es posible leer su obra como una conversación femenina con la muerte en la que cuestiona la mediocridad de sentirse viva, la exigencia de un Dios más obsceno y la trascendencia que la escritura ofrece. Dedicó muchos años a experimentar y a comprobar científicamente “las voces del más allá”, grabando audios mientras intentaba comunicarse con escritoras y escritores muertos como Clarice Lispector y Albert Camus. Su deseo era ser leída y no ser una poeta de culto pero la recepción de su obra estuvo marcada por el lento reconocimiento debido a su carácter liberal y excéntrico, sobre todo para el Brasil de la década de 1950. Anatol Rosenfeld describiría la obra de Hilst como un “caminar entre dos mundos”: el mundo casto y descarado, real e irreal, profundamente natural y terrenal y, al mismo tiempo, alucinatorio y fantasmagórico. Miguel Ángel Fajardo
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Lunes 30 de Marzo 2020
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