Martes de cine
28/04/2020 |
Curadora: Gabriela Trujillo
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Como caminar al borde de un sueño
Le meraviglie de Alice Rohrwacher
Entre realismo y fantasía, entre burla y emoción, Le meraviglie (Las maravillas) de Alice Rohrwacher es una película hecha de ese elemento sutil que asemeja el cine a un sueño.
Empieza en la oscuridad, al límite de la vigilia, y sigue como una de esas visiones nocturnas de las que se pierde el hilo sin que su fuerza de evocación se vea menguar.
Le meraviglie (que obtuvo el Gran Premio del jurado del Festival de Cannes en 2014) es el retrato de una tribu excepcional y de una adolescente que quiere ser normal. Pero es también la crónica de una vieja utopía que se resquebraja, reemplazada por una nueva quimera : la televisión, más felliniana que vulgar, con un poder de ensoñación que captura a los habitantes de esa tierra generosa y divina de Toscania. Es, sobre todo, pienso yo, una oda al amor filial, a las abejas, a la naturaleza, a la libertad.
El mundo de Alice Rohrwacher se tiñe de tenues alusiones a su propia historia, reconstituídos con delicadeza. La obra de esta joven directora (que nos había ya alucinado con su magnífico Corpo celeste, y que más recientemente dirigió la bellísima fábula de Lazzaro felice) es de esas que con gracia y ligereza atraviesa el tiempo, los mundos perdidos, y plasma recuerdos que a la luz del día parecen alucinaciones. Suyo es el arte sutil y virtuoso de la elipsis y de la sugestión, la elegancia y la originalidad que constituyen a una de las directoras más interesantes de nuestra época de tantos cambios. Al fin y al cabo, me parece que el cine sigue siendo, en este gran encierro, la máquina más poderosa al servicio de la imaginación.
Gabriela Trujillo
Le meraviglie de Alice Rohrwacher
Entre realismo y fantasía, entre burla y emoción, Le meraviglie (Las maravillas) de Alice Rohrwacher es una película hecha de ese elemento sutil que asemeja el cine a un sueño.
Empieza en la oscuridad, al límite de la vigilia, y sigue como una de esas visiones nocturnas de las que se pierde el hilo sin que su fuerza de evocación se vea menguar.
Le meraviglie (que obtuvo el Gran Premio del jurado del Festival de Cannes en 2014) es el retrato de una tribu excepcional y de una adolescente que quiere ser normal. Pero es también la crónica de una vieja utopía que se resquebraja, reemplazada por una nueva quimera : la televisión, más felliniana que vulgar, con un poder de ensoñación que captura a los habitantes de esa tierra generosa y divina de Toscania. Es, sobre todo, pienso yo, una oda al amor filial, a las abejas, a la naturaleza, a la libertad.
El mundo de Alice Rohrwacher se tiñe de tenues alusiones a su propia historia, reconstituídos con delicadeza. La obra de esta joven directora (que nos había ya alucinado con su magnífico Corpo celeste, y que más recientemente dirigió la bellísima fábula de Lazzaro felice) es de esas que con gracia y ligereza atraviesa el tiempo, los mundos perdidos, y plasma recuerdos que a la luz del día parecen alucinaciones. Suyo es el arte sutil y virtuoso de la elipsis y de la sugestión, la elegancia y la originalidad que constituyen a una de las directoras más interesantes de nuestra época de tantos cambios. Al fin y al cabo, me parece que el cine sigue siendo, en este gran encierro, la máquina más poderosa al servicio de la imaginación.
Gabriela Trujillo