En "La Sociedad del Espectáculo" Guy Debord escribió: "El espectáculo no es un conjunto de imágenes, sino una relación social entre personas mediada por imágenes". Parafraseando a Debord, Ian Alan Paul comienza su ensayo con esta primera premisa: "Una pandemia no es una colección de virus, sino una relación social entre personas, mediada por los virus". Desde ahí parte una reflexión acerca de lo que puede significar la pandemia para la vida social y las posibilidades históricas que se abren. Letras urgentes para tiempos de emergencia. Diez premisas para una pandemia
De Ian Alan Paul
Dado que la pandemia no es algo que simplemente nos ocurre, sino que es algo de lo que hacemos parte, un primer paso hacia adelante en estos tiempos consiste en negarse a limitarnos en pensar cómo cada una de nuestras vidas individuales pueden ser específicamente impactadas por el virus y empezar a contemplar el potencial que compartimos colectivamente para cambiar el curso de la pandemia, así como para darle forma a la nueva sociedad que emerja de esta. 2. Cómo mínimo, la creciente suspensión de las normas y leyes sociales, económicas y políticas nos da a cada uno de nosotros una oportunidad única para cuestionar el mundo pre-pandémico dentro del cual crecimos y nos acostumbramos a vivir. ¿Cuál es el valor del trabajo? ¿Cómo podríamos asignar de otra manera los recursos sí el precio estuviera fuera de consideración? ¿Es justificable un sistema de salud privado? ¿Las prisiones son realmente necesarias? A medida que somos testigos de la cancelación del pago de servicios, hipotecas y arriendos, el control público de los sistemas privados de salud, la interrupción de arrestos por ofensas menores, y los llamados por la cancelación de todas las deudas, ¿Qué más ponemos poner en entredicho, y,, talvez más importante que eso, qué podemos imaginar en su lugar? Si los que están en el poder ese muestran tan dispuestos a suspender las normas y leyes sociales, económicas y políticas con el fin de salvaguardar ese mundo que están suspendiendo, entonces nosotros debemos estar igual de dispuestos de suspenderlos a ellos y propagar la imaginación de algo diferente. En este corto periodo de tiempo, ya podemos darnos cuenta de que lo único cierto en la pandemia es que ya nunca nada va a volver a ser igual a cómo era. 3. Ya que las naciones han probado que no tienen ni la voluntad ni la capacidad de defender la vida, nuestra prioridad más urgente debe ser organizar ayuda mutua, solidaridad y cuidado usando cualquier medio necesario. Realmente no tardaron mucho en emerger los fantasmas del darwinismo pandémico y del maltusianismo viral, encontrando apoyo en políticos alrededor del mundo, que les dicen a sus ciudadanos que están a su suerte. Si el estado y la economía de mercado demuestran ser incapaces de proveer las diversas formas de cuidado de las que depende la vida, debemos encontrar maneras de ofrecer ese cuidado sin preocuparnos de quién posee qué o de si es legal o no. En este sentido, la lucha por defender la vida en la pandemia en ocasiones tomara forma necesariamente como lucha directa contra la lógica del capital, la violencia de la ley y la abstracción del precio. Debemos aprender acerca de nuestras propias necesidades y las necesidades de los que estamos en capacidad de cuidar, y encontrar formas de producir, expropiar y distribuir bienes que satisfagan las necesidades de comunidades interconectadas o interdependientes, y estar dispuestos a simplemente tomar lo que se necesita en cualquier momento que se nos niegue. 4. Ya que las economías de mercado del capitalismo nos fallan de todas las maneras, debemos atrevernos a organizar la vida social más allá de la lógica del precio, la competencia y el lucro. Organizar una sociedad basada en satisfacer las necesidades de todos en vez de defender la riqueza de unos pocos no es simplemente un ideal en la pandemia, sino una necesidad práctica y popular. A medida que este nuevo sentido común continúa extendiéndose y agarrando fuerza, debemos empezar a reorganizar materialmente la sociedad sobre esa base, asegurando primero que la gente tenga lo que necesita y dejando para nunca la preocupación por el lucro. Todas las nuevas prácticas de cuidado que surjan serán desafiadas por la fuerza de la infraestructura y la logística del capitalismo digital, que ya de hecho está aprovechando la pandemia como un medio para conquistar y conectar completamente lo que queda de una economía global en colapso. Si Amazon, que ya contrató miles de trabajadores nuevos para mantenerse al día con la explosión en la demanda, se convierte en el medio en el que la gente confía para sobrevivir la pandemia, entonces nuestro mundo post-pandémico se volverá cada vez más indistinguible de la explotación, la inequidad y la precariedad que definen el modelo organizativo de Amazon. Puesto de manera simple, si fracasamos en romper la lógica de oferta y demanda, precio y lucro guiada por el mercado, al final podría simplemente destruirnos. 5. Nuestras redes de cuidado y solidaridad deben empezar necesariamente de lo específico e inmediato de las situaciones en las que vivimos, pero rápidamente deben multiplicar sus vínculos con comunidades apartadas y diversas. Ninguna vida está nunca verdaderamente sola, y ningún acto de individuación o privación puede alterar el hecho de que toda vida depende intrínsecamente de innumerables otras vidas. Siendo así, para cuidar efectivamente en serio de nosotros mismos y de aquellos con quienes compartimos lazos íntimos, se requiere ejercer cuidado para todos. Durante los próximos meses debemos practicar el distanciamiento social de manera creativa e imaginativa, en formas en que se cultive y se propague la solidaridad social, no en que se disminuya. Si en la práctica debemos empezar por organizar el cuidado para aquellos con quienes ya tenemos cercanía e intimidad -para nosotros, nuestras familias, amigos, vecinos- entonces parte de ese esfuerzo implica necesariamente expandir continuamente la organización y coordinación del cuidado a todas las escalas que se requiera. Estos modos abiertos e inclusivos deben escapar a la lógica del estado y del mercado constituyéndose ellos mismos de precariedades e interdependencias diversas pero aun así comunes. 6. El cuidado y la acción en solidaridad de uno con otro dentro y más allá de la pandemia va a necesitar de la conformación y defensa de nuevas formas de comunalidad. Mientras luchamos para organizar el cuidado, el capitalismo puede seguramente confiarse en toda nuestra compasión y solidaridad para sobrevivir la pandemia antes de volver con plena fuerza y sumergirnos a todos en estados de precariedad todavía más intensos, en formas de trabajo más desconsideradas, y en deudas cada vez más profundas. Aunque gran parte depende de las maneras en que seamos capaces de actuar en solidaridad uno con otro, practicando la benevolencia y la generosidad y la compasión y el valor en partes iguales, si esas solidaridades no están compuestas por nuevos tipos de comunalidad que hagan al capitalismo y al estado efectivamente obsoletos, estas no serán capaces de soportar las exigencias de la pandemia ni resistir las inevitables medidas diseñadas para conquistar y capturar lo que sea que siga a la pandemia. En otras palabras, si nuestra capacidad de cuidado mutuo no se manifiesta en formas cualitativamente diferentes, estas simplemente podrían ser reintegradas dentro de nuevas expresiones de privación, despojo y precarización en cualquiera que sean los nuevos sistemas legales y económicos que puedan intentar establecerse. 7. Cuidar uno del otro implicará en la misma medida oponerse militantemente a aquellos que traten de ejecutar formas ya existentes de dominación en las turbulencias e incertidumbres de la pandemia. Mientras los trabajadores de los hospitales todavía luchan para conseguir suficiente equipo de protección, ya circulan videos recientes de agentes de inmigración vistiendo máscaras de respiración nuevas arrestando inmigrantes indocumentados. Las xenofobias se magnifican, los programas de asistencia son blanco de recortes, y Palantir (empresa de big data) firma un nuevo contrato con el estado para implementar tecnologías de reconocimiento facial y de rastreo de celulares. No debemos subestimar las nuevas crueldades que puedan surgir en esto tiempos, haciendo presa de las comunidades que ya no pueden defenderse ellas mismas o protestar en las calles, y mucho menos congregarse. ¿Qué tipos nuevos de solidaridad y lucha podríamos inventar para contrarrestar las nuevas intensidades, prácticas y formas de violencia que seguramente aparecerán? ¿Cómo podríamos mantener distancia social y sin embargo encontrar formas de actuar juntos decisiva y concertadamente? 8. La pandemia, como un fenómeno que afecta diferencialmente a todo el planeta al tiempo, debe empujarnos a todos a vivir nuestras vidas definitivamente más allá de la lógica de las fronteras y las naciones. Los oficiales de la salud hace tiempo se han percatado de que los virus no respetan fronteras. Nosotros tampoco deberíamos. Mucho de lo que actualmente amenaza nuestras vidas -el cambio climático, el capital financiero, la pandemia del coronavirus- se expresa ahora a una escala planetaria. Tenemos poca esperanza de defender la vida si somos incapaces de actuar en concierto con la vida en todas partes, reconociendo la dignidad que es común a toda vida, por un lado, y por otro lado y las desigualdades materiales que siguen impactando diferenciadamente la forma en que se vive la vida. La violencia de la pandemia se expresará de manera diferenciada, con diferentes intensidades y en diferentes formas a través de cuerpos históricamente diferenciados, y nuestras formas de vivir y organizarnos, no sólo tendrán que tener eso en cuenta, sino que además tendremos que organizarnos precisamente con base en eso. Defender la vida en la ciudad de Nueva York significará algo diferente que defenderla en Ciudad de México. O en Ramallah, o en Hong Kong, pero estas luchas deben encontrar cómo resonar y reverberar una con la otra a través de las fronteras, los continentes y los océanos, así como el capital y las pandemias pueden hacerlo. 9. Dado que la vida en la pandemia es de la forma que es, la vida en la pandemia no permanecerá en la forma que es. La pandemia es un proceso histórico mundial, que no deja intacto nada en la tierra y que actúa como pliegue temporal entre un antes y un después planetario. Aunque no podemos cambiar lo que pasó antes de la pandemia, debemos sin embargo aprender del pasado con el propósito de crear, sostener y defender la posibilidad de futuros diferentes. Múltiples historias de lucha contra distintas formas de opresión y dominación deben darle forma a las maneras en que nosotros mismos continuamos luchando, incluso si las nuevas luchas que surjan en el presente pandémico puedan aparentemente no asemejar las formas de lucha a las que estamos acostumbrados. El pasado nunca está fijo, y todos los eventos pasados siempre pueden llegar a significar algo nuevo en las formas en que aprendemos y tomamos de ellos. En este sentido, ¿Cómo las luchas pasadas contra el sexismo, el racismo, el fascismo, la discriminación a los minusválidos o el capitalismo podrían ayudar a dar forma a luchas en la pandemia? La resistencia siempre es en cierto grado un esfuerzo fundamentalmente especulativo, una apuesta colectiva a que algo puede ser posible antes de que esa posibilidad sea concretada. Ahora es momento para la imaginación, la invención y la experimentación, apalancando cada una como un medio para producir nuevos tipos de conocimiento acerca de nuestra situación y nuevos modos de lucha dentro de esta. 10. Debemos decidir colectiva, valerosa y compasivamente qué nuevas formas de vida deseamos vivir en la pandemia y en los tiempos que siguen, o si no esto será decidido para nosotros. Las formas en las cuáles la vida humana está actualmente amenazada en una escala planetaria deben empujarnos a todos a considerar no solo el valor genérico de la vida, sino también el valor de distintas formas de vida y maneras de vivir. El valor de la vida en abstracto poco ayuda a darle forma a las maneras en que podamos decidir vivir nuestra propia vida en particular, mientras que imaginar y soñar en qué tipos de vida pueden valer la pena vivir puede darle claridad a todo. La pandemia nos ofrece a todos una oportunidad de involucrarnos en un tipo de experiencia estética crítica, permitiéndonos no solo ver las vidas como son, sino también ver cómo las vidas llegaron a ser vividas de una forma en particular, y así ver cómo las vidas se pueden vivir de otra manera. Tomar esta oportunidad en serio requiere nada menos que un total abandono de todo lo que ha gobernado y organizado nuestras vidas hasta este punto. Solo entonces seremos capaces de empezar el interminable proceso de aprender a vivir, pensar, cuidar, actuar, amar, luchar y de construir muevas vidas y nuevas maneras de vivir juntos definitivamente más allá de la lógica de la pandemia y del mundo que la precedió. https://www.ianalanpaul.com/ten-premises-for-a-pandemic/ |
Sábado 28 de Marzo 2020
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