Lunes de poesia
27/04/2020 |
Curador: Omar Ortiz Forero
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¿Por qué Luz Helena Cordero?
En estas calendas donde la futilidad se hace reina. En estas ruinas habitadas por seres carcomidos por la banalidad. Por estos senderos recorridos por una infinita procesión de fatuidades. Por este reino del engaño, la trapisonda, el timo y el bandidaje revestido de encaje. En estos estercoleros donde perversos taumaturgos pretenden que brille su calamitoso monólogo con el azogue. En este miserable mundo es siempre milagroso topar de pronto con la poesía. Y esta es nuestra primera emoción cuando caen en nuestras manos los poemas de Luz Helena Cordero. CIUDAD Vivo en medio de una ciudad amordazada. Me cubren edificios que arruinan el sol con sus lustrosas ventanas de clausura. Me encandenan calles sin retorno ni partida, carros que no terminan de pasar. Una gran avenida que exhala su vaho, farolas esparciendo partículas de duda. Un mar de agobio me rodea. El funesto cortejo de oficinistas, la ofensa de los bancos y su fila de quejosos. Torres-grúas como dinosaurios equivocados, la lluvia metálica sobre paraguas de papel, porteros de ojos tristes que sonríen mientras tragan un bocado de malas noticias. Pasan los mandamases cautivos de sus escoltas, dejan la estela turbia de su reputación. Estoy en el ojo del huracán que bulle del miedo al odia y a la fiesta. Recluida entre cinco paredes, calco la imagen del colibrí que se siente libre volando por las calles de una ciudad amordazada. SER PIEDRA Piedra soy. En piedra me conjugo, me solazo, me habito, me trituro, me quiebro, me decanto, me vierto, me acongojo. Soy la que no teme al rayo, al cuchillo, al grito. La negación del viento y sus caballos, la envidia de la hoja, la tentación del agua, su juguete. El ejemplo que ofende, la fría certidumbre, el cuerpo donde fracasa la muerte. Soy la casa que te sobrevive, el barro que pisaste, la pesadilla y su recuerdo, el río detenido, la hora que atraviesas, temeroso, lo que callas y te pesa en el estómago, el punto de quiebre de la flor, el canto mudo de la tierra, el enigma, la ruina, la amenaza. Soy la forma que ofende al círculo, la agonía de la línea, el borde que lastima y crece en el dolor, la pedante, la que vence las uñas de la fiera, la incorrupta, la que luce su corazón de yeso por el que claman los dolientes y sus sombras. No me afano en ser piedra y soy piedra por todos los costados. Solo la belleza me fragmenta. |
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