Augusto Rendón Sierra (Medellín, 1933-Villa de Leyva, 2020) La nueva bandera colombiana..."entonces tigre y tigre se reunieron y repartieron la sangre y las lágrimas". (P. Neruda), 1974 Grabado al aguafuerte y aguatinta Augusto Rendón, un homenaje
Por Katia González Martínez El pasado 7 de febrero murió el grabador y pintor Augusto Rendón Sierra en la vereda Monquirá de Villa de Leyva, noticia casi inadvertida en la prensa nacional. Decidí escoger una de sus obras, justo, para rendirle hoy un homenaje. Para recordar su lugar en la plástica colombiana de los años sesenta y setenta, cuando configuró una visión crítica del país que le dio sentido a la figuración expresiva de sus grabados. Los testimonios y las fotografías develadas, a inicios de la década del sesenta, en los dos tomos de La violencia en Colombia, en palabras de Rendón, lograron que se descorriera una cortina sobre una realidad que no emergía en los diarios, mucho menos en los comunicados oficiales. Para el sociólogo Jaime Eduardo Jaramillo, este hecho rompió un “pacto de silencio” sobre ese periodo que habían mantenido los dirigentes de la hegemonía bipartidista. Las diversas reacciones que produjo la publicación del primer tomo, en 1962, a favor y en contra de sus autores Orlando Fals Borda, Germán Guzmán Campos y Eduardo Umaña Luna, descalificaciones en el Senado, persecución intelectual y hasta amenazas, acercarían al joven grabador a la Facultad de Sociología tras su vinculación como profesor a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia. En ese entonces, se inclinó por el “arte testimonial”, denominándolo de esta forma, por ser testigo activo de unos hechos que debían ser nombrados e interpretados. Rendón volvió propósito de sus sarcasmos una sociedad católica, patriarcal, conservadora y oligárquica. Era consciente su deseo de escandalizar, afirmó la historiadora del arte Ivonne Pini. Por eso, en sus varias series de grabados hay lugar para los símbolos patrios y religiosos, personajes públicos de la élite política, el militar, el cuerpo torturado o ultrajado y la fosa común. Y el hecho que decidiera señalar con nombre propio cada uno de estos actores, sin recurrir a la metáfora, lo ubicaba en un lugar que también estaban ocupando Pedro Alcántara Herrán y Carlos Granada. Incluso, distante, según Rendón, de la serie de grabados Violencia (1964) de Luis Ángel Rengifo. Augusto Rendón es, sin duda, un impulsor del grabado en Colombia desde su labor como artista y docente. Sus apuestas plásticas fueron fundamentales para entender el arte político de los años sesenta y setenta, siendo un abanderado del dibujo y el grabado como medios de expresión autónomos. |
Sábado 4 de Abril 2020
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